Montag, 21. Mai 2018

Tras las huellas de Oskar Schindler en Estambul


„Tras las huellas de Oskar Schindler en Estambul“

Por Prof.  Erika Rosenberg

El canto del muezin resonaba en cada rincon de Estanbul marcando el comienzo de la festividad más sacrosanta musulmana: El Razaman como le llaman en Turquía mientras que en el mundo árabe es conocida como Ramadam.
Sentada en un café con vista al Bósforo observo el incesante tráfico de grandes cargueros que vienen del Mar de Mármara, atraviesan el estrecho y luego echan sus anclas en algún puerto del Mar Negro.
Un cielo  azul diáfano, una  brisa marina y muchísimas gaviotas que zurcan el aire tratando de picar en el plato de un turista distraído. Realmente podría estar sentada horas dejándome inspirar por este panorama. Frente a mi erigiéndose en su ampulosa arquitectura el Agyasofia, detrás mío y casi enfrentándose a ella a manera de singular poderío religioso la  fabulosa mezquita Sultanahmet ó mezquita azul por sus mayólicas azules en el interior que con el reflejo del sol le dan una luminosidad especial. Todo parece que emerge de las Mil y una noches…
Vista desde arriba la ciudad es aún más maravillosa, su ampuloso skyline, un horizonte recortado por sus edificaciones de diversos tipos arquitectónicos, las antenas televisivas, de radio, militares sobre una de las siete colinas. Estambul la ciudad de las siete colinas como Roma, fundada por el emperador Constantino y que originalmente se  debía haber llamado Nova Roma es la única ciudad en el mundo que está conformada por dos continentes: Asia y Europa. El estrecho del Bósforo obra de límite fluvial. Sus cuatro puentes gigantescos unen ambos lados.
Como decía ,podría estar horas, días, caminando por sus calles,atravesando sus bazares, visitando sus tiendas, sus barrios, oliendo sus especias, hablando con su gente. Una cultura muy diferente a la nuestra, pero en síntesis und gran urbe con sus casi 20 millones de habitantes que puja y late constantemente.
Repentinamente me sorprende la cantidad de banderas turcas colgadas de los edificios. Parece un festival de rojo con su media luna y estrella. LLamo al mozo y le pregunto el porqué de tanto „nacionalismo“. El trata de explicarme la historia de Atatürk, de Erdogan, de las próximas elecciones del 24 de junio que serán determinantes para los destinos del país. La sociedad esta dividida, dice con un dejo de tristeza en sus profundos ojos negros. Frunce el senio, levanta las cejas y sigue diciendo: Erdogan quiere un país, en dónde la religión sea parte del estado y eso nos prohibe de nuestra libertad!.Le pregunto si profesa su religión musulmana,me responde: soy agnóstico. . .quiero un país libre de ataduras religiosas…
Mientras tanto trato de no desviarme del objetivo de mi estadía en Turquía. Ya he pasado  bastantes horas recorriendo la ciudad, mezclándome entre los turistas, siendo por  muy breve tiempo una más entre miles, visitando Topkapi y sus jardines… recordando una de las películas del afamado espía 007. Y así llego al punto de partida, al motivo de nuestro viaje a Turquía.
Como biógrafa de Emilie y Oskar Schindler y considerando que mis investigaciones aún no están concluídas, trabajo en una publicación científica. Uno de los puntos que aún no están del todo esclarecidos son las actividades de Oskar Schindler en el Servicio Secreto bajo las órdenes del Almirante Wilhelm Canaris. Actividades que comenzaron en 1935 y que  se extendieron hasta agosto del 1945 al ser destituido Canaris de sus funciones como Jefe del Servicio Secreto del Tercer Reich, siendo al mismo tiempo anulado este Servicio y cambiado por otro departamento similar.
En 1940, hace exactamente 78 anios a Schindler le fue encomendada una mision extrictamente secreta: ESTAMBUL.
En Estambul debía obtener información de sus propios pares del Servicio Secreto que se encontraban en ésta ciudad hace ya algún tiempo. Turquía  era en tiempos de guerra un país neutral y por ende encuentro de espías de todas  nacionalidades. Además paso obligado para todo aquél que escapaba de la Alemania nazi. Aquí se encotraban representantes del JOINT, de la Hagadá, socialistas, comunistas,judíos  esperando su visado a Palestina, por aquél entonces tampoco una tierra de promisión. Visto y considerando los terribles pogromes iniciados por los árabes con los judíos en lo que se llamara Mandato Inglés. Los ingleses bajaban sus gorras y giraban sus rostros ignorando la tremebunda salvajada de los árabes que en cualquier momento y lugar sacaban de entre sus túnicas filosos cuchillos apunialando por la espalda a los indefensos judíos.
Esta era la situación por aquellos anios en que Schindler visitaba el café „Germania“ en Estambul.
Tras las huellas de tales actividades secretas me he dirigido en éstos últimos días. Buscando aquí y allá. Contactándome con gente, y al principio fue bastante desalentador porqué luego de poner en marcha toda una estrategia  detectivesca y conectarme con una tal Sra. Nazan, duenia de un antiguo café aquí en Estambul muy cercano al Ayasofia, en lo que otrora habían sido los muros de Constantinopla, el centro de la ciudad, me encontré con ella. Telefonicamente me había prometido poner a mi disposición unas cajas con viejos documentos que tenía en el sótano de su negocio, un lugar húmedo y oscuro, con fuerte olor a mezcla de especias, orin de gato y otros no reconocibles para nuestro olfato, como pudimos  observar luego de apersonarnos en el lugar. Buscamos incansablemente, pero la  mayoría de los viejos documentos, fotos, estaban en turco, algo en ingles y otros en antigua letra gótica alemana. Qué hallazgo para nuestra ignorancia. Era como buscar una aguja en un pajar. Pero ya casi al final, pude entreveer algo, una pequenia luz en ese sótano sórdido y oscuro. En un  amarillento papel descubrí la palabra  „Park Hotel“.Tomé una foto con el celular.
Ya cansados y sin mucho ánimo nos despedimos de la Sra. Nazan prometiéndole que algún día volveríamos a visitarla.
En el hotel y luego de  una muy frugal cena observé largamente la foto. El nombre „Park Hotel“ no me decía absolutamente nada. A la maniana siguiente me informé en la recepción  por el „Park Hotel“ en el barrio de Taksim. Allí nos dirigimos con Josecito, mi fiel companiero de aventuras. El taximetrero, un hombre ya entrado en anios y conocedor de la ciudad, me explicó que el hotel es nuevo, pero que el viejo „Park Hotel“ había sido demolido hace ya  mucho tiempo y en el mismo terreno construido el nuevo. Que el viejo hotel tenía un bar con un nombre alemán o algo parecido. Le pregunté porqué. . .? la respuesta se presentó frente a mis ojos al llegar a la puerta del hotel. El edificio aledanio es el Consulado Alemán que funcionó siempre en ese mismo lugar. . . El resto de la historia la relataré más adelante.