Reflexiones en un sábado primaveral soleado y con cielo azúl diáfano désde Munich. Überlegungen an einem frühlingshaften Samstag in München
Un sábado soleado, con cielo azul diáfano y glorioso en esta primavera europea en la ciudad de Munich, nuestro segundo hogar. Tal vez luego de tanto deambular por el mundo, se convirtió ésta ciudad en una estación de reposo luego de largos periplos que suman casi los 50000 km anuales. Algunos dirán cuál es el cuerpo que lo aguanta? Sí, en verdad es cansador, pero al mismo tiempo un alimento constante para el espíritu y el alma.
En ésta ciudad nos sentimos bienvenidos, cobijados e integrados, algo que ya nos resulta difícil en Buenos Aires, en dónde todo se ha vuelto hostil, turbulento. En dónde el grado de violencia e incoherencia política nos ha llevado a fracasar como sociedad. Y constantemente me pregunto: "Que nos ha sucedido aun país como Argentina, granero del mundo que podría alimentar a miles de millones de seres humanos? Cuál es el fracaso constante que nos va destruyendo?
Seguramente la culpa de todo la tienen los malos y corruptos políticos: algunas políticas aducen violencia de género ante cualquier discusión en el senado, otros como ministros hacen gala de su total inmadurez a la hora de resoluciones importantes.
Sí, estoy muy desencantada y desilusionada, porqué los nuevos no son mejores a los viejos, a los otros y todos siguen echándole la culpa a los
anteriores, sin hacer nada por el pueblo sufriente.
Désde el otro lado del mundo observo las conductas de mis correligionarios en Ministerios, en oficinas públicas, en embajadas. Blablablabla. . . . sin tomar cartas en el asunto. Me averguenzo de esos compatriotas, con los que no tengo nada en común. Pero sí sigo estando muy orgullosa de ser ARGENTINA.
Cuándo me preguntan porqué trabajo aquí y publico en alemán mis libros y porqué no nos quedamos un halo de melancolía me invade. Nadie es profeta en su tierra y la idea de quedarnos es algo que me ronda ya por la cabeza. Pensamos en nuestra querida perrita Daphne único ancla en Argentina. Traerla con nosotros nos convertiría aún más ciudadanos del mundo.
Si bien tenemos infinidad de amigos en Argentina, gente que nos respeta, nos aprecia, nos quiere, nos valora por aquello que somos y por nuestra integridad, sigue rondando el pensamiento del "exilio" por mi cabeza. Se dice que los viejos árboles no se transplantan, pero se és tanviejo como la edad de los propios proyectos. Y proyectos tenemos en cuantía. Un muy buen finde y luego de tales cavilaciones iré a nadar. . .