20. Aniversario de la desaparición de Emilie Schindler. Coraje civil, valor, moral, solidaridad. Aquella pequenita mujer que conocí en 1990 era una Grande entre las Grandes a la hora de cometer actos de arrojo. No dudadba, no cesaba, no temía. Lamentablemente la historia machista y misógena, Spielberg, Yad Vashem y otras instituciones no supieron, no quisieron reconocerle sus méritos, el salvataje, si bien junto a Oskar, pero también obra magna de Emilie, de mantener con vida a más de 1200 personas. Vivió en la pobreza, en la miseria, en el olvido. La despojaron de todo lo suyo, de su dignidad como heroína. Pero ella llevó a su tumba aquel silencio de los sabios y fuertes, de los justos, de los humildes.
Me siento muy orgullosa y afortunada de haberla acompaniado durante los últimos 11 anios de su vida y de haberla ayudado a que se conozca mundialmente su historia, una historia completamente diferente a la de Hollywood. Me siento orgullosa de haber cumplido su voluntad de haberla llevado a Alemania a pasar los últimos meses de su vida.
Sí, fui yo la que la llevé, organicé con la Embajada Alemana, con el Hospital Alemán, LH , la que se hizo cargo de todo. Soy heredera y curadora de una historia, Emilie no tenía bienes, ni posesiones, tenía su historia, como cualquiera de nosotros. Con la sola diferencia que ella se arriegó salvado vidas en una época, en dónde comprometerse se pagaba con la vida.
Prof. Erika Rosenberg, desde Alemania