Alright, everyone—who hasn’t heard of Schindler's List? Here’s your chance to visit the real location where Oskar Schindler saved his 1,200 Jews! This historic site is near Brno, in Brněnec.
As Erika Rosenberg, biograph of Emilie, mentioned in one of my interviews, “The story didn’t happen in Krakow; it happened here in Brněnec!”
I’m thrilled to share that I’ve been deeply involved in this project thanks to the Arks Foundation—I created all the videos, conducted interviews, and worked on the films for the museum’s opening. After five years of dedicated effort, I’m incredibly proud of what we’ve achieved.
In Frankfurt werden Oskar und Emilie Schindler nun mit einem nach ihnen benannten Platz geehrt. Bei einem Festakt im Rathaus berichten Weggefährten von den beiden „Judenrettern“.
Für ihn als Kind sei Oskar Schindler noch kein Held gewesen, sondern ein herzensguter und auch „etwas kurioser Onkel“, sagt Hans-Michael Trautwein. Zehn Jahre war Trautwein alt, als er den „Judenretter“ kennenlernte. Bei seinen Eltern war Schindler, der von 1957 bis zu seinem Tod im Jahr 1974 in Frankfurt lebte, häufig zu Gast. Trautwein, heute Wirtschaftsprofessor in Oldenburg, beschreibt ihn als einen Mann, der in seiner Großzügigkeit oft überbordend war, der es liebte, Kinder zu verwöhnen.
„Einmal waren wir im Sommer im Auto unterwegs, zu sechst im Ford Taunus, es war fürchterlich heiß“, erzählt Trautwein. „Zu heiß“, dachte Oskar Schindler. Also stoppten sie, und Schindler lief in ein Geschäft. Zurück kam er mit Eis. Aber nicht mit einer normalen Portion, sondern mit „einer Familienpackung Fürst-Pückler-Eis für jedes Kind“.
Bei einem Festakt im Kaisersaal des Frankfurter Rathauses Römer erinnert sich Trautwein an diese Anekdote. Der Anlass: Die Stadt hat den Vorplatz des Hauptbahnhofs nach Oskar Schindler benannt – und nach seiner Frau Emilie, die in der NS-Zeit gemeinsam mit ihrem Mann mehr als 1200 jüdischen Zwangsarbeitern das Leben rettete. Am Sonntag erhielt der Emilie-und-Oskar-Schindler-Platz feierlich seinen Namen.
„Schindlers Liste“ machte die Geschehnisse weltweit bekannt
Mit viel List hatten die Schindlers ihre Krakauer Fabrik als „kriegswichtige Produktionsstätte“ einstufen lassen und ihre jüdischen Arbeiter dadurch vor den Nazis geschützt. Ende 1944, als die Rote Armee auf Krakau vorrückte, gelang es ihnen, ihre Fabrik ins mährische Brünnlitz zu verlagern. Wäre das nicht gelungen, hätte man ihre Arbeiter nach Auschwitz deportiert – und damit in den sicheren Tod geschickt. Steven Spielberg hat diese ungewöhnliche Geschichte 1993 in seinem Kinofilm „Schindlers Liste“ erzählt und in der ganzen Welt bekannt gemacht.
„Schindlerjuden“ wurden die Geretteten genannt, einige ihrer Nachfahren sind nun auch zur Feier nach Frankfurt gereist. Gekommen aus Buenos Aires ist Erika Rosenberg-Band, Historikerin und Verwalterin des Nachlasses von Emilie und Oskar Schindler. Ihre Eltern waren 1936 aus Deutschland über Paraguay nach Argentinien geflohen.
1990 hatte Rosenberg-Band Emilie Schindler kennengelernt, die damals in einem Dorf südlich von Buenos Aires lebte: „sehr verarmt“, in einer kleinen und einfachen Wohnung. 1947 waren die Schindlers in das südamerikanische Land gezogen, um eine Nutriafarm aufzubauen. Doch der Betrieb ging bankrott, und das Paar entfremdete sich. Emilie Schindler blieb in Argentinien, als ihr Mann 1957 beschloss, nach Deutschland zurückzukehren.
„Sie erzählte, erzählte, erzählte“
Rosenberg-Band wollte eigentlich über Exilanten in Argentinien schreiben und hatte Emilie Schindler deshalb kontaktiert. „Sie erzählte, erzählte, erzählte“, erinnert sie sich im Kaisersaal an ihr erstes Treffen mit der Frau, die ihr zur Freundin wurde. Gemeinsam haben die beiden aus ihren Erinnerungen ein Buch gemacht. Um Emilie Schindler zu beschreiben, benutzt Rosenberg-Band den jiddischen Ausdruck „a Mensch“: Sie habe sich immer um ihre Mitmenschen gesorgt, sei eine Frau gewesen, die „mit dem Herzen gesehen hat“, habe ihr gezeigt, wie wichtig es sei, mutig zu handeln. „Sie hat mir ihr Leben anvertraut“, sagt die Autorin.
Erika Rosenberg, historiadora y amiga íntima de Emilie Schindler, ofrece una mirada profunda sobre la vida y contribución de la esposa de Oskar Schindler. En esta entrevista exclusiva con Argentinisches Tageblatt, Rosenberg revela la historia oculta de Emilie, quien, lejos de la fama de su esposo, jugó un papel esencial en la salvación de cientos de vidas durante el Holocausto.
Buenos Aires (AT) – En el panorama de la historia del Holocausto y la Segunda Guerra Mundial, la figura de Oskar Schindler se destaca, no solo por haber salvado a judíos durante el régimen nazi, sino también por ser el protagonista de una historia épica que fue retratada en el célebre filme de Steven Spielberg, La lista de Schindler. Sin embargo, detrás de este hombre que adquirió fama internacional, hay una historia mucho más compleja que fue parcialmente ignorada: la historia de su esposa, Emilie Schindler, cuyo rol en este relato es tan crucial como poco reconocido.
Erika Rosenberg, historiadora, autora y amiga cercana de Emilie Schindler, es una de las pocas personas que trató de visibilizar la contribución de Emilie a lo largo de los años. En esta entrevista, Rosenberg nos ofrece una perspectiva íntima sobre su relación con Emilie, el proceso de investigación y los obstáculos que enfrentaron ambas mujeres en su lucha por hacer justicia a la memoria de quien salvó a 1.300 judíos, pero cuya historia fue, en muchos aspectos, silenciada.
El encuentro con Emilie Schindler
Emilie Schindler en sus últimos años, lejos de la fama, pero con una historia crucial por contar.
En 1990, Erika Rosenberg estaba preparando un libro sobre las inmigraciones en Argentina, un tema que le era muy cercano, dado que sus padres fueron inmigrantes alemanes. Sin embargo, en medio de su investigación, se encontró con Emilie Schindler. En ese momento, Emilie no era la figura conocida que se convirtió tras la fama del filme de Steven Spielberg, sino una mujer mayor, viviendo en la pobreza, lejos de la gloria que su esposo había alcanzado tras su muerte.
“Ella vivía en una pequeña casita en San Vicente”, dice Erika, “muy paupérrima, olvidada por el mundo. Arreglé una entrevista con ella. El primer día que estuve no pudimos hacer ningún tipo de entrevista porque nos quedamos conversando. Yo le había llevado unas masitas, y después de tres horas y media de charla, la señora Schindler me dijo: ‘Vuelva el domingo que viene’. Y seguí volviendo. Al cabo de unas semanas de ir a visitarla, empezó a contarme, a relatarme”.
“Entre muchas cosas, me contó que habían nacido en un pequeño pueblo en lo que hoy sería Moravia, en la República Checa, pero que por aquel entonces era parte del Imperio Austrohúngaro. Era hija de una familia adinerada —tenían una gran tierra, una quinta y demás—, eran campesinos pero adinerados. Conoció a Oskar Schindler, se enamoró perdidamente de él y se casaron”, dice Erika.
La injusticia histórica: el olvido de Emilie
Erika Rosenberg, amiga y historiadora, dedicó años a documentar la vida y contribución de Emilie Schindler.
Argentinisches Tageblatt: Me gustaría preguntarte un poco, si te parece bien, sobre cómo trabajaste con los hechos históricos, con el proceso de investigación y escritura. ¿Qué te resultó lo más difícil de lograr? ¿Ese equilibrio entre la investigación y el aspecto humano?
Erika Rosenberg: Traté de ser objetiva, aunque siempre me involucro mucho, sobre todo con la parte humana, como historiadora. Pero me involucré demasiado con Emilie Schindler, tanto que la acompañé durante los últimos 11 años de su vida. Y en ese proceso, ella me pidió algo muy especial: quería terminar sus días en Alemania. Después de 50 años en Argentina, tuve que ayudarla, porque no tenía dinero, la película no le reconoció nada y estaba sumida en la miseria. Israel le daba 30 dólares por mes por haber salvado 1.300 vidas, y Alemania también le daba muy poco. A duras penas llegaba a fin de mes. Ella quería volver a Europa para morir allá, y en ese contexto, firmó un testamento sin tener nada, en el que me dejaba encargada de su incineración y de tirar sus cenizas. Logré llevarla a Alemania, donde pasó sus últimos meses de vida.
AT: También allá recibiste la Orden al Mérito. Quería saber qué significó para vos en ese momento.
Erika Rosenberg:Te voy a decir una cosa: es un gran honor para mí, sí. Pero hay algo con lo que discrepo. Emilie Schindler debía haber sido reconocida mucho antes. Yo también solicité para ella la Orden al Mérito en 1992, pero en 1994 se la otorgaron en el rango segundo, no primero, a pesar de todo lo que hizo por salvar vidas. Oskar Schindler recibió la primera. Y a mí me dan la misma distinción que a Emilie. Creo que hay algo que está desfasado.
AT: Sí, entiendo que hay una cuestión de injusticia hacia Emilie. Y supongo que eso también te impulsa a escribir, para compensar eso.
Erika Rosenberg: Claro, así es. A veces siento que estoy sola luchando contra molinos de viento.
Emilie junto a Oskar Schindler.
AT: ¿Ella cómo vivía esta injusticia?
Erika Rosenberg: Muy mal. Porque si había alguien consciente, con una mente totalmente intacta, aunque su cuerpo ya estuviera muy debilitado, esa persona era Emilie. Ella se daba cuenta de todo lo que pasaba a su alrededor.
El testimonio de Emilie: la realidad detrás de la película
AT: Y respecto a la película de Spielberg, ¿cómo la afectó no recibir ningún tipo de compensación económica?
Erika Rosenberg: La invitación que Spielberg le hizo en 1993 fue vergonzosa. La invitó como una “judía sobreviviente más”, ni siquiera sabía que era la viuda de Oskar Schindler. La invitó a la última escena. Emilie me pidió que la acompañara. Lo vimos allí, pero nadie se acercó a saludarla, la ignoraron.
AT: ¿Y por qué creés que la ignoraron?
Erika Rosenberg: Te voy a explicar por qué. Unos años antes, Emilie me había contado que, en los años 60, ya se estaba hablando de hacer una película. Oskar Schindler había preparado un resumen, se reunió con los productores de Metro-Goldwyn-Mayer y elaboró un guion basado en su propia verdad, porque él era el protagonista principal de toda la historia. Involucraba a Emilie también. La historia comenzaba un año antes de que los alemanes ocupasen la República Checa en 1938. En los años 60, la película ya estaba casi lista, pero un lobby de Hollywood decidió que no se podía contar la historia de un “buen alemán” que había salvado a judíos. Imaginate, los productores eran americanos. Cancelaron todo, y ni Oskar ni Emilie recibieron un centavo. Emilie estaba en Argentina, y Oskar en Alemania, donde murió enfermo sin haberse vuelto a ver con ella, aunque nunca se divorciaron… Oskar pidió que le devolvieran el guion, pero nunca lo hicieron. Murió en 1974, y el guion desapareció. En 1982, salió el libro Schindler’s List, y después se hizo la película. Yo me interesé años más tarde en encontrar ese guion original, y encontré una parte en Tennessee. Tengo unas 60 hojas, más o menos, de lo que era el testimonio de Oskar, todo en inglés, y de las primeras escenas de la película. Es evidente que en la versión definitiva de la película, Emilie fue sacada del contexto, no porque no supieran que ella vivía en las Pampas, como siempre dijeron, sino porque no les convenía. Ellos querían hacer su propia historia, su propia versión.
La famosa escena final de La lista de Schindler.
AT: ¿Y eso lo lograban sacando a Emilie de la historia?
Erika Rosenberg: Claro, porque ella hubiese protestado. Ella hubiese querido contar otra cosa. Eso por un lado. Y después, por supuesto, cuando se enteró de que la película fue un éxito, protestó. Hizo un juicio a Spielberg y a Universal. ¿Sabés qué le mandó a Universal? Un balance, y la película había arrojado 13 millones de dólares en pérdidas. ¿Podés creer eso? Y después, Spielberg le mandó una carta diciéndole que ella no tenía derecho a solicitar ningún royalty, nada, porque ella era la mujer divorciada de él. En realidad, nunca se divorciaron, porque yo solicité en Frankfurt, después de años y años de investigación, la partida de defunción de él, y la parte testamentaria, en la que ella es la única heredera de Oskar Schindler.
AT: En el fondo, entonces, ¿es solo una cuestión económica?
Erika Rosenberg: Claro, económica, política, y yo también creo que misógina.
La figura de Emilie Schindler, durante mucho tiempo opacada por la prominencia de su esposo Oskar, refleja una de las injusticias más silenciosas de la historia reciente. A través del testimonio y la investigación de Erika, se ha comenzado a rescatar la memoria de Emilie, quien desempeñó un papel esencial en la salvación de vidas durante el Holocausto, pero cuya contribución fue ignorada, tanto en su momento como en años posteriores.
Die 74 Jahre alte Historikerin Erika Rosenberg-Band, die Emilie Schindler in 90er Jahren kennenlernte und eine Biografie über das Ehepaar schrieb, hob besonders Emilie Schindlers Rolle hervor. "Sie war eine einmalige Gestalt, eine Frau mit Mut, Zivilcourage und Moral, mit einem riesigen Herz."
Emilie Schindler werde oft fälschlicherweise im Schatten ihres Mannes gesehen. Tatsächlich hätten beide als Team zusammen Menschenleben gerettet.
ORF ändert Programm: Ein ganzer Tag im Zeichen des Papstes
Der ORF reagiert prompt auf das Ableben von Papst Franziskus und ändert sein Programm in ORF 2, ORF III und Ö1. Am Nachmittag startet die Berichterstattung mit einer ZIB Spezial um 15.10 Uhr, die aktuell über die Ereignisse informiert. Um 16.50 Uhr wird in „Was ich glaube: Wie ich Papst Franziskus kennenlernte“ die enge Beziehung von Erika Rosenberg zu Franziskus beleuchtet. Die gebürtige Argentinierin, die ihn noch aus seiner Zeit als Erzbischof in Buenos Aires kennt, gibt Einblicke in ihre Freundschaft mit dem verstorbenen Papst.
Die Nachricht erschüttert die Welt und betrifft nicht nur die Christen, Katoliken, sondern auch andere Religionen. Papst Franziskus ist heute um 7.35 Uhr verstorben. Mit ihm verliert die Kirche, die Armen, die Unterdrückten, die Abgestossenen einen "wahren Vater". Wir sind tief betroffen, traurig, wortlos.
Lieber Padre Jorge, wir wollten Dich im Juni in Rom besuchen, ein Wusch, der nicht in Erfüllung gehen kann! Irgendwann, irgendwie, irgendwo treffen wir uns wieder!!!
Und endlich ist es soweit! Endlich werden Emilie und Oskar Schindler für ihre große Leistung geehrt.
Ausgerechnet inmitten weltweit turbulenten Zeiten, genau nach 90 Jahren nach Kriegsende hat man einen würdigen Platz am Frankfurter Bahnhof gefunden, gegenüber wo einst Oskar Schindler verarmt, enttäuscht, vergessen in einer kleinen Wohnung zwischen 1957 bis 1974 lebte.
Diese Ehrung, die Namensgebung geschieht in Rahmen sensiblen Etappen der Geschichte, mit dem Zweck, mit der Absicht zu zeigen, es gibt immer Möglichkeiten anderen Menschen zu helfen, auch wenn die Begebenheiten gefährlich sind.
Was bleibt uns von der Geschichte, wenn nicht davon zu lernen, sonst gehört alles ins plakative Bücher, die mit der Zeit in alten Bibliotheken ordentlich gereiht sind aber verstaubt, weil niemand sich dafür interessiert.
Ich habe das große Glück gehabt, Emilie Schindler kennenlernen zu dürfen, sie bis zum Ende ihres Lebens zu begleiten . Es waren die prägnantesten 11 Jahre meines Lebens.
Heute bin ich nämlich die aller Letzte, die sie persönlich kannte. Wir haben gemeinsam viele Wege und deren Umleitungen gegangen.
Von Anfang an wusste ich, Biographien über sie und ihren Mann zu verfassen, war keine einfache Aufgabe. Nicht alle haben mein Vorhaben befürwortet, weder Menschen, noch Länder, noch Überlebende, noch Gemeinden.
Ich wusste von Anfang an an jenem 22.Juni 1990 bei unserem ersten Treffen, wir würden mit vielen Steinen auf unserem Weg rechnen müssen. Aber wir munterten uns selbst gegenseitig auf.
Schon die erste Biographie wurde von amerikanischen und deutschen Lobby hart kritisiert, denn wie traut sich die Greisin ihre Geschichte mit Hilfe einer deutschen "zweiten Klasse" aufzuschreiben.
Niemals haben wir uns vor solchen obszönen Kommentaren gebangt, die auch wenn ja, uns ein bisschen entmoralisiert haben. Trotzdem gingen wir unseren Weg geradlinig.
Heute 35 Jahre danach werde ich beim Festakt über Emilie sprechen sollen.
Hinter mir habe ich schon viele Vorträge, lange Reden, zig Mal Interviews, am am 27.April wird anderes!
Noch sitze ich am Laptop in Südamerika, noch erhebe ich mein Wort von Buenos Aires, in Kürze werden wir über den Atlantik Richtung alte Heimat fliegen, nach old Germany. Noch ein paar Tage, die Rückzählung hat schon angefangen.
Ich spüre, wie die Zeit um mich herum und am mich vorbei mit vollen Tempo vergeht und denke an Sigmund Freud Vergänglichkeit.
Ist alles nur eine Hauch, ein Atemzug, ist alles so vergänglich, dass man sich plötzlich vor der Endlichkeit befindet. Cogito Ergo sum! Ich denke, also bin ich! Und das Denken ist niemals vergänglich!
Am Sonntag, dem 27.April ist es soweit, der Emilie-und-Oskar-Schindler-Platz wird eingeweiht. Am Nachmittag wird die Enthüllung des Straßenschildes auf dem Platz stattfinden und am Abend wird es im Kaisersaal im Römer einen feierlichen Festakt dazu geben.
Vhs-Vortrag: Emilie & Oskar Schindler Zivilcourage, Mut, Tapferkeit am 8. Mai
Der amerikanische Film „Schindlers Liste“ hat 1993 weltweit Wellen geschlagen. Noch heute sind viele von dem mit sieben Oscars preisgekrönten Werk von Steven Spielberg tief beeindruckt. Aber eine wichtige Figur fehlt auf der Leinwand: Eine zivilcouragierte, mutige Frau, Emilie Schindler, die zusammen mit ihrem Mann Oskar 1200 Juden vor dem sicheren Tod in den Gaskammern der Nazimaschinerie gerettet hat. Frau Emilie Schindler fehlt. Weshalb? Wie war die wahre Geschichte? Wie war Oskar, Emilie? Was haben sie alles geleistet? Warum durften die Schindlers eine Emaillewarenfabrik in Krakau und Brünnlitz betreiben? Frau Professor Erika Rosenberg-Band lernte Emilie Schindler 1990 in Buenos Aires kennen und begleitete sie bis zu ihrem Tod 2001. Im Rahmen von "80 Jahre Kriegsende – 80 Jahre Frieden" gibt Prof. Rosenberg am Donnerstagabend, 8. Mai, von 19 bis 20.30 Uhr, einzigartige Einblicke in das Leben und Wirken der Schindlers. Bitte unter Kurs-Nr. 1210 anmelden.