Luego de largos meses de ciclos de conferencias, proyectos, encuentros de trabajo, workshops en escuelas y demás actividades, las cuales en realidad nada tienen que ver con un viaje de turismo y descanso, paro unas horas en esta vida febril en un mundo convulsionado, turbulento, dónde los acontecimientos ruedan desde lo alto de un Himalaya en forma de pequenias partículas tratando de no ser arrasados por los que vienen en tempestuosa caída.
Trato de no
decaer en la presión diaria de leer las noticias: Aquí una guerra sin sentido a
tan solo un par de miles de kilómetros, el descontento de pueblos que hasta
ahora vivían medianamente en paz. Gobiernos e ideologías de derecha que se van
posicionando y arraigando en el inconciente colectivo. Allí y con eso me
refiero a América Latina en dónde la pobreza, corrupción, y en el caso particular de Argentina una hyperinflación
que devora sueldos y salarios ,ya de por si inviables para la vida misma.
Aquí y allí
caos, incertidumbre, inseguridad del futuro más cercano, de un maniana
inconmiable.
Las noticias
actuales de Israel, Netaniau con su reforma de la Justicia, el descontrento del
pueblo, las grandes manifestaciones y la represión de la misma policía israelí
contra los manifestantes. Todo esto me apabulla, me hace reflexionar y
recordar.
… Y
recuerdo, recuerdo…no hace tantos anios . Aquél 18 de Julio de 1994.
Durante el
gobierno de Carlos Saúl Menem, un presidente
con un pasado también bastante
turbulento, hasta casi terrorista, un
musulmán que para llegar al gobierno se convirtió al catolicismo. Menem, un
hombre que posiblemente cerró pactos con el mismo diablo, y que luego no
cumplió. Un Fausto no fatuo, que prometió estabilidad, claridad, democracia,
pero que durante su gobierno tuvo dos atentados contra la colectividad judía en
los que murieron muchísimas personas.
No vale la
pena recordar el número, puesto que ya con una sola muerte habría sido
demasiado.
En medio de
este calor tórrido que aqueja a Alemania, en medio de este verano europeo, ya
de por si que infunde miedo por los acontecimientos, recuerdo aquél 18 de Julio
con mucha tristeza, desilusión. Una desilusión aterradora, ya que han
pasado desde la fecha hasta ahora 29
duros anios, en los cuales no se „ha podido“ encontrar a los responsables. No
se ha podido? O no se ha querido?
Argentina es
un país sin memoria. Partamos desde el Peronismo. Nadie recuerda, sabe la
relación de Argentina con el Nacionalsocialismo. El adoramiento de Perón por
sus líderes favoritos Hitler, Mussolini, Franco. La extensión de miles de
pasaportes, por orden del General, como muchos aún lo llaman y de su esposa
Evita, a criminales nazis que llegaron a
la Argentina, graso ejemplo: Eichmann, Mengele, Priebke y etc.
Nadie
recuerda que fue el mismo Perón que obligado por USA y Brasil declaró la guerra a Japón – que
pertenecía al Eje – para quedarse con oro, divisas, valuta de los mismos nazis,
y esto sucedió en Abril de 1945. Las relaciones diplomáticas se habían roto un
mes antes.
Una burla al
pueblo, una burla a la misma comunidad judía, Y la burla continuó
sucesivamente. La burla sigue hoy, luego
de haber asesinado al fiscal Nisman. El tenía una respuesta, el tenía datos
fidelignos de sus investigaciones. Otra fachada de un gobierno
peronista-kirchnerista, ya que Kirchner lo encomendó a investigar el caso, y
Cristina Fernández? Sólo ella y los de aquél momento, que hoy también se rasgan
las vestiduras y pretenden postularse como candidatos para seguir gobernando un país que ya se ha vuelto
ingobernable. Un pueblo que quiere PAZ, LIBERTAD, TRABAJO, y porqué no, tambien
MEMORIA.